Historias de El Pardo

Un lugar para el recuerdo de los Veteranos del Regimiento de Transmisiones



04/03/2009

Navidad de 1980


De pie y en el centro, el que suscribe, rodeado del furriel, cuartelero y dos compañeros de oficina, en la típica foto navideña en la puerta de Plana. Esta es la última de las fotos que hace unos días encontré por casualidad en una caja de estas que damos por perdidas. Si mal no recuerdo, el día de la foto era viernes y a la mañana siguiente había dispuesto zafarrancho de limpieza, pues yo estaba de Suboficial de Semana preparando el relevo para el próximo , que por cierto era un Sargento de Complemento, que un mes antes había ascendido. Un Cabo 1º con el que mejor me llevaba yo, Medrano Balcells, de Barcelona, a quien, curiosamente, vi entrar como recluta.

En este punto me llega también un grato recuerdo del día que hicimos el relevo, pues a pesar de que este Sargento había sido compañero mio unos días antes, no dejaba de ser para mi un superior al que le debía respeto y subordinación. El relevo se hizo con el correspondiente taconazo, saludo y novedades. No podía ser de otra manera, pues en contra de lo que muchos puedan pensar, en los años que pasé por el Regimiento, en ningún momento dejaba de existir la disciplina, a pesar de producirse situaciones como esta que relato. En lo militar, obediencia debida, en lo personal y fuera del cuartel, verdadero vínculo de amistad.


He de destacar que a fecha de hoy, aquella conducta que aprendí en los años de servicio sigo aplicándola en mi entorno laboral, pues una cosa es cumplir con las obligaciones con el debido rigor y otra es irse de cervezas con esas mismas personas que en un momento dado mandan o acatan determinadas "órdenes". Se puede ser subordinado o superior sin merma de la amistad que entre dos personas pueda existir. Ahí reside, creo, una de las muchas enseñanzas que atesoré en mis cuatro años en las Fuerzas Armadas... Aunque sobre esto también haya opiniones encontradas...Lo dejo al libre albedrío del amable lector de este espacio...

Saludos desde Zaragoza.

2 comentarios:

  1. Amigo Fernando: Al hilo de lo que dices, con toda razón, voy a contar una pequeña anécdota que viví muy de cerca:
    Por mi profesión, estuve hace muchos años destinado en la Frontera de La Línea de la Concepción con Gibraltar. El puesto avanzado de los militares ingleses lo teníamos a un tiro de piedra. El relevo de la guardia era impresionante en cuanto a uniformidad impecable, marcialidad y disciplina. Al mando de ese puesto había un oficial, un sargento mayor, un sargento y varios cabos. Cuando tenían libre de servicio se desplazaban todos de paisano y como amigos a una bodega muy famosa que había en La Línea, se llamaba "Serrano", ponían un vino tinto de barril extraordinario; era la debilidad de aquellos militares. Cuando se ponían morados venían las disputas y se pegaban unas palizas de cine. Un día regresó el oficial y un sargento con la cara como una pena. Al día siguiente, los vi entrar de guardia todos con los ojos morados y algunos con uno o dos dientes de menos. La actitud del oficial, al igual que la del resto de los componentes de la guardia fue de normalidad. Cada uno cumplía con su servicio según su categoría y nadie tomó represalias. Aquello me impresionó bastante y me di cuenta del grado de madurez democrática de aquella gente. Eso era impensable en nuestra mentalidad, claro está.
    Un saludo.
    Antonio (Alicante)

    ResponderEliminar
  2. Hola: yo me acuerdo de un hecho ocurrido en Madrid,en los años 60, en este caso con tropas americanas de la antigua Base de Torrejón.
    En una discoteca cuyo nombre no recuerdo, había unos doscientos militares americanos de paisano bebiendo y bailando, entre los que había oficiales, suboficiales y tropa. Pasadas unas horas, sin saberse la causa, se enzarzaron todos en una pelea en la que intervinieron gente de todas las graduaciones.
    Los encargados de la sala avisaron a la entonces Policía Armada, pero lo curioso del caso, es que en vez de acudir ésta última, los que llegaron fueron varios camiones con Policía Militar norteamericana, les dieron una manta de porrazos a todos y los subieron a los camiones. No se sabe qué ocurrió después.

    Es un ejemplo de cómo fuera del cuartel confraternizaban militares de todas las graduaciones.
    Un saludo.

    ResponderEliminar

Gracias por participar.